lugares
-Cuchicl, me decía mi abuelo. Y me agarraba el cachete como sin agarrarlo.
Yo era feliz. Mucho, porque nunca antes había sentido con tanta intensidad/ seguridad que podía hacer así de feliz a alguien.
Un lugar privilegiado el que me daba el abuelo S.
Durante años (todos los que pude) monté esa escena en que repetía casi ritualmente los mohínes, palabritas y gestos que sabía le gustaban. Él se reía una y otra vez de esas pantomimas sin sorpresa.
Y yo era felíz, princesita entronada, en el palacete que me habían construido.
2 Comments:
:)
qué cara, qué gesto!
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