miércoles, agosto 10, 2005

ocurriome (des - dichas)

Hay un libro, no es una obra maestra, no es la 8va de las siete maravillas. No es algo extraordinario. Simplemente me produjo fascinación. Supongo que la identificación jugó su tremebundo papel.
Me encantan su estilo de escritura, su temática, sus personajes, lo que me produjo y me dispara cada vez que lo leo.
Lo compró mi mamá, lo puso en su biblioteca, que entonces era nuestra porque vivíamos juntas. Un día lo agarré. No lo solté más. De hecho, se lo robé, se fue conmigo a la casa que compartí con mi novio y se vino conmigo a esta casa, cuando me separé.
Es un libro que regalé, que presté, que reclamé como nunca hice con otros - nunca tanta insistencia en que me fuera devuelto-.
Está todo escrito con lápiz negro. En los márgenes, historias mías, subrayados enfáticos por las ocurrencias, marcas para recordar pasajes, blá.
Vive en mi mesa de luz, la de la izquierda.
Cuestión que un día, hace unos cuantos, leia lamujerdemivida, revista que a veces está buena, otras no tanto. Leia, y leyendo encontré una nota de la autora de mi libro y un teléfono con la invitación a hacer con ella un taller literario. Nunca había hecho algo parecido, sí lo había pensado pero... pero.
Me animé a procurarme a esta Flor de Interlocutora. Llamé. Hablamos. Nos citamos. En su casa y con los comensales de su grupo de narrativa que ya venían trabajando juntos desde hacía un rato.
Entonces, emociones desbordantes: iba a conocer a mi escritora, iba a ir a su casa (mironear, husmear, llevarme en los ojos todo lo que pudiera de esta mujer que me había generado tantas cosas), iba a escucharla hablar, me daría a conocer. Fa: susto, alegría, ganas, todo junto y yuxtapuesto.
Fui.
La casa, en Monserrat, hermosa: pisos en damero, carpinterías de roble altísimas, banderolas, bibliotecas gigantescas abarrotadas, marido de esos que yo quisiera para mi, lámparas de pie por todos lados. Ella en enterito carpintero, petisita, sonriente, madura.
Me presenté, se presentaron. Yo era una adrenalina. Algunos leyeron, otros criticaron, ella más bien callada. Hasta que habló.
Dios me libre. Casi me muero de la angustia. Justo ese día decidió referirse a mi libro, a mi Irene, a mi Alfredo, a mi Cecilia, a mi Guirnalda. Casi me muero. Resulta que la señora empezó a explicar los personajes. A explicarlos diciendo cómo eran, de dónde venían y, lo juro, lo que ella había querido expresar con su libro y con ellos. Casi me muero. No la excusaba en lo más mínimo que estuviera hablando de la estructura de una novela. Porque se fue de mambo mal mal remal. Ella venía a explicar el sentido último del libro.
Casi me muero. Pero elegí querer matarla.
Me fui, desbordada, chapoteando en ese engrudo de sensaciones.
Con el tiempo me pude ordenar un poco.
Quedé desilusionada con esa tipa de carne y hueso, y feliz con mi libro que no tenía nada, pero nada que ver con aquello de lo que esa señora hablaba.

11 Comments:

At 8:16 p.m., Anonymous Anónimo said...

Ja.
Como con las películas basadas en un libro, pero peor...

 
At 8:31 p.m., Anonymous Anónimo said...

una vez leí una entrevista a wenders en la que hablaba de "las alas del deseo". por momentos me pareció que él no había visto la película...

 
At 11:42 p.m., Blogger mirona said...

tipen,
pero peor, demasiado vívido.
yo,
las alas del deseo. marca en la carne de mi. "por momentos me pareció que él...". por dios, poné ese circo, yo voy a todas las funciones.
verparaquerer,
un iluminado! ese señor casado con esa señora... hai raggione, caro. veramente. que si se la mira de cerca la carpinteria ha de ser de fórmica con veta símil roble de eslavonia. já!

 
At 1:46 p.m., Blogger Anushka said...

Y que decir , de mí , tu amiga , la que siempre sigue tus consejos literarios...Yo recibi ese libro de regalo , como tantos otros que me regalaste y que despues yo regale ( entiendase bien , otros ejemplares)y recomende y adore con vos....y dialogue sobre sus personjes largamente ( como aquel Beto con el cual tanto nos encariñamos pero que corresponde a otra historia)...lo recibi con una dedicatoria como esas que vos siempre me haces...y puta!!! no me habia deslumbrado tanto pero luego despues de hablarlo , recordarlo y saborearlo juntas , lograste crear en mi el encariñamiento con la autora y los personajes.
Hasta recuerdo cuando me contaste de el taller literario con Liliana Heker..que lo parió!!!!!-me dije.
Tuviste que contarme , esa mañana en Angelina , tuviste que necesariamente compartir , ese penoso backstage?????????

 
At 3:58 p.m., Blogger mirona said...

a beto le ando con unas ganas últimamente. pero basta de leer lo leido, quiero aventurarme por otros avatares (te prohíbo cualquier interpretación barata -o cara-).
así que me vengo a enterar de que te cagué la mañana... y buah, juntas en la adversidad y en la desgracia, pero bien que el librito sigue siendo bien querido.
nena mía, contenta de vos.

 
At 6:13 p.m., Anonymous Anónimo said...

Es raro ese tema. Los buenos escritores suelen ser críticos mediocres. Y la mayoría de los buenos críticos patinan feo cada vez que quieren hacer ficción.

Me parece que las buenas obras (como los buenos chistes) se explican por sí solas.

 
At 1:07 p.m., Anonymous Anónimo said...

Me quedé pensando...
Como en todo, uno puede explicar la intención, nunca el resultado. Del resultado solamente puede hacerse cargo...

 
At 1:28 p.m., Blogger mirona said...

claro!
por eso tanto enojo. un texto sugiere un sentido, es siempre el otro quien lo completa pa donde quiera-pueda.
y la loca esta pretendía clausurar el juego como si eso fuera posible.
y lo de hacerse cargo.
absolutamente de acuerdo. uno hace cosas, genial. las cosas no son gratuitas, perfecto.
no dejar de hacer y no dejar de hacerse cargo.
(sigo verborreica si me dan pie)

 
At 2:15 p.m., Anonymous Anónimo said...

(o mano)

 
At 8:55 p.m., Anonymous Anónimo said...

¿Era Silvia Iparaguirre?

 
At 6:20 p.m., Blogger mirona said...

nooooooo, era otra, a la que ya nombraron en estos comments. fijate, anónimo...

 

Publicar un comentario

<< Home

Free counters
Free counters