la cuenta
entro a la oficina. no está el café con leche en mi escritorio. entonces caigo en la cuenta.
desde hace aproximadamante un año, fecha en que instalaron el práctico y no menos elegante dispenser frío/ calor, mi jefe prepara, todos toditos los días, un café para mí, batido por su puño y con el sudor de su frente. a mi llegada el brebaje -café instantáneo leche en polvo- está en su temperatura justa. entonces, el tipo se sienta a mi mesa, charlamos un rato mientras terminamos sendos cafés, y luego se va con los vasitos vacíos a cuestas.
esta mañana no hubo café esperándome. llegó tarde el hacedor. esta mañana lo preparé yo. para mí sola, no vaya a ser que se malacostumbre.
5 Comments:
Solo voy a decir que eso no es cierto:
Yo nunca me senté a su mesa.
;-)
me copa tu jefe. está bien que no le prepares café a la mañana para que no se mal acostumbre, pero podés sorprenderlo a cualquier hora con un cafecito humeante, como para charlar en la mitad del día y alivianar el tedio oficinista.
besos!
qué suerte tipen, que no me deje mentir. así voy a salir derechita...
lol,
es que sí, lo hago, que una maso ya sabe qué cositas tiene que hacer en pos de...
Fea la actitud. No hay que dejar de hacer las cosas por si acaso algo. ¿Se entiende? Fea la actitud, repito.
lyon,
linda la suya de pasar por acá.
juego un poco, che, no lo digo seriamente, qué cosa...
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