cruzar el rubicón
acompañada de mi madre, como si tuviera tres años. como si tuviera tres años, tomada de su mano.
ni bien me senté en el cómodo silloncito de tortura rompí en llanto. lamentable, querida, lamentable.
recién después de 30 minutos y 20 fallidos intentos de explicar el por qué de mi triste conducta (sólo nueve años desde que me perforaron aquel sensiblero nervio) la dejé mirar -pero sin el gancho ese, por favor-. entonces miró, revisó, finalmente raspó con gancho y todo y, parece, falta corroborar radiográficamente, pero parece que no hay caries.
blanca como una hoja y con dientes limpios y fluorados, salí a la vida una otra vez.
5 Comments:
muy bien mironita!
y de premio, un pirulín!
...no? dijimos que caries no?
Ahh... estas vecinitas que se traen todo a cuestas.
Habrá tallarinada en el barrio por tan buena noticia ?
ay lale sí! me lo merezco. la vida es dura y a veces soy heroica...
enton, pirulín y a lavarse los dientes.
anónimo,
mmm, mmm, mmm, tengo una leve pero certera sospecha acerca de su identidad. me serviré de mi capacidad para el rastreo... y si confirmo noimás, ahí sí, ahí le serviré la tallarinada a usted.
cuanta crueldad dentro de una boca tan pequeña como la humana
uf, mumi. la crueldad de lo humano se puede ver por los cuatro costados, y de la boca: ni hablar.
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