dancer
esa nena sabía. era chica y dulce. y muy inteligente. y preguntaba eso que cualquiera –yo- querría preguntar. eso que a veces ni se sabe que se quiere saber, o no se sabe cómo enunciar. eso que da vueltas, que se balbucea y aparece como relampagueando en jirones o chispazos. eso que está ahí, sin forma está, pero que insiste e insiste.
esa nena preguntaba porque algo intuía y porque quería responder. y porque quería poder formular más interrogantes y buscar respuestas que dieran paso a otras preguntas que siguieran abriendo las cosas y las sensaciones.
porque estaba muy viva la nena. y era vivaracha y tenía los ojos grandes para mirar y asombrarse y dejarse atrapar. y para aferrarse también.
esa nena era una nena muy linda. y era muy nena y no tan nena. tenía 5 años y tenía muchos más. y le preguntaba, chiquita, a la grande que también era. y grande, se bajaba de su adultez para colgarse de esos ojos de nena no tan nena.
esa nena baila. de acá para allá pica y pica: en sus múltiples años y en sus intrincados laberintos. a veces, las cosas que encuentra no son del todo lindas. a veces lo son. a veces no encuentra nada. y sí, a veces mareada de tanto o de tan poco, se queda algo muda. pero hay algo en ella que, como esos relámpagos que vienen y van, insiste y resiste: esos ojos ávidos y abiertos, lo más hermoso que tiene.
4 Comments:
Lindísimo.
Pocas cosas más acuciantes que un par de ojos infantiles empujando el velo.
Es así y no hay vuelta que darle. Dejar de preguntar(se) es el final del camino.
Casi tangencialmente, me recordó mis dos peores horrores imaginables en la infancia:
Quedarme ciego y no poder seguir leyendo y curioseando.
Volverme loco y no poder darme cuenta.
Mirona reloaded, para nuestro solaz.
Ahora falta que muestre los ojos, para que dejemos de preguntarnos...
;-)
muchísimas, pero muchísimas gracias. sentidamente.
a esa nena la conozco y a pocas quiero como a ella. lástima que no quiera tanto así a este nene.
quizás, si me diera la cara...
Publicar un comentario
<< Home