jueves, junio 29, 2006

adentro

me estoy.
así de contenta.
y no necesito rito ni conjuro.
pero sé.
no hay que cantar victoria,
sólo silbarla bajito.

miércoles, junio 28, 2006

subrayar

me encontré diciendo que daría la vida por algo. así de épica. así de llana y despojada de cualquier análisis.
entonces, mi interlocutor me miró, sonrió con esa luz que tiene en los ojos, con ese gesto tan propio y subió la apuesta: -entonces dala.

pasan cosas
adentro.

jueves, junio 22, 2006

diario

después de cenar llegué. el calefón a todo trapo: él se baña. toqué la puerta, un grito de sorpresa, no lo esperaba. entré, le besé el hocico mojado. salí del baño, me puse el pijama, escuché la grabadora, dí vueltas. pensé en comer chocolinas con dulce de leche. en cambio, me lavé los dientes. sus pelos cortos en el jabón. en la cama, un caracol retorcido. hablamos mucho hasta que dejamos de hablar. me desperté y se sonó la nariz. me fui, se quedó durmiendo, abrazado a la almohada, soñando quién sabe qué.

entre sueños

una pileta en medio repleta de peces, de plantas acuáticas, de piedras, de musgos y líquenes. miraba de afuera sin ganas porque hacía frío. pero la chica de los rulitos, que era fresca y risueña y ágil, se tiró directo. no le importó mojar su preciosa ropa, ni esa campera, ni los zapatos. yo me agarraba de tu mano y estaba entre avergonzada por mi falta de decisión y agilidad y contenta porque me gustaba mirar agarrada de tu mano, entre protegida y llevada, entre dormida y despierta. vos te reias. me tironeabas de los dedos y me mostrabas caminos largos y atajos. querías anunciarme todo, entre orgulloso y conocedor, entre altivo y generoso.

jueves, junio 15, 2006

entonces

pero tengo un secreto
que es como tener la varita mágica
y -tanto mejor- nada de bolas de cristal.

-te tenés confianza? -yo sí.

entonces:
tomá y
dame.

extraño

ya tiemblo
ya dejo de temblar
no nos sé
te quiero reconocer
acomodarme
dejarte a vos con vos
hacer silencio
sentir los latidos
en el piso
sobre la alfombra
en mi espalda
el pum pum
de tu corazón.

resonancia

me sueño todo. padres, vos, casas, lo que no recuerdo pero asusta, lo que no recuerdo pero agrada. me acuerdo. me acuerdo con 20 años (ó 19 ó 18?) en el jardín de la casa del jardín. la tarde, la humedad, el pasto de pelo largo, la dichondra, ese pájaro. alguna azalea todavía en flor. el dedo chiquito del pié. la reposera que me sostenía y mi carne apoyada, engordada por el contacto con la silla. me acuerdo de la vaguedad de la sensación. de la luz clara de después de la tormenta y otra vez de la humedad en todo, sobre todo. yo húmeda, líquida, entreviéndole el final a cada cosa y por eso, también su brillo. tan delgado momento, tan por lo más fino. tan suspendido, tan antes -justo antes- del caer de la noche.

no sé qué pasó después, cuando me levanté, cuando salí del ensueño, cuando finalmente la noche cayó.

viernes, junio 02, 2006

cruzar el rubicón

acompañada de mi madre, como si tuviera tres años. como si tuviera tres años, tomada de su mano.

ni bien me senté en el cómodo silloncito de tortura rompí en llanto. lamentable, querida, lamentable.

recién después de 30 minutos y 20 fallidos intentos de explicar el por qué de mi triste conducta (sólo nueve años desde que me perforaron aquel sensiblero nervio) la dejé mirar -pero sin el gancho ese, por favor-. entonces miró, revisó, finalmente raspó con gancho y todo y, parece, falta corroborar radiográficamente, pero parece que no hay caries.

blanca como una hoja y con dientes limpios y fluorados, salí a la vida una otra vez.

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